Cuando
la sombra de la tristeza cae sobre mí y la depresión es una aplastante masa que
ahoga mis fuerzas y mis deseos, cuando creo que todo es inútil…una increíble
revelación me llega de pronto. ¿Por qué estoy triste? ¿Por qué fracaso?, o
mejor ¿Por qué me niego a ser una persona completa?
Muchas veces creímos que la
opinión que los demás tenían de nosotros era lo que nosotros realmente éramos. Nos decimos si así me ven, así debo
ser. Y entonces nos comportamos en consecuencia, si nos dicen que somos tontos,
hacemos tonterías, si nos repiten que no servimos, nos creemos incapaces de
hacer, de pensar y también de soñar. Nos olvidamos de lo que somos y de lo que soñamos llegar a ser y empezamos a comportarnos a imagen y
semejanza de “nuestros creadores”. Cuántas veces repetidas y no por eso ciertas
las sentencias de los demás sobre lo que debe ser nuestra conducta, nuestra
imagen, nuestra persona y nuestro trabajo diario. Hasta el día de hoy en que
las tristezas desbordan y no tienen más donde alojarse. No hay lugar cómodo
para el fracaso. Dejemos de hacer de nuestra cabeza el cesto de la basura de
los malos pensamientos de inferioridad y derrota. Empecemos a escuchar lo que
nuestro verdadero creador pensó para nosotros. ¿Somos todo lo que realmente
debemos ser? Somos realmente cómo queremos ser?
El camino equivocado: en el fondo de nuestro corazón
y en el fondo de la mente, aún de la más pequeña existe la idea de la
felicidad. ¿Por qué parece tan difícil o tan esquiva entonces? Soñamos
con ese instante mágico en que la felicidad llegue a nuestras vidas.Pero
hacemos
muy poco para que ella nos encuentre. Toda una vida escuchando
pensamientos de derrota no es, por
cierto, el mejor entrenamiento. Desintoxicar la mente es una tarea de todos los
días de cada hora y de cada minuto.
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