Aprendiendo a:
Vivir Mejor
Estaba sentada frente a mi. Mientras me hablaba sus manos se
apretaban una contra la otra, los hombros contracturados encurvados hacia
adelante, como si quisiera esconder el pecho. El cuello enterrado en los
hombros y la mirada iba de un lado para el otro demostrando el nerviosismo que
tenía.
Cuando paro de hablar, mientras yo le respondía su pregunta,
note que apenas respiraba y tenía el maxilar tan contracturado que pareciera
que los dientes quisieran morder los sesos.
Y... continuo quejándose: siento falta de energía, me canso
en seguida, no tengo ganas de salir, tengo mucha tensión, no puedo terminar las
cosas que empiezo, no duermo bien, siento dolor en todo el cuerpo, etc.
Esta era la respuesta hacia un método de vida que venía
siguiendo desde varios años. Un método negativo donde la tensión tenía una
parte preponderante. Tensión que se fue instalando despacito, minuto a minuto,
hora tras hora. Como no le dio importancia, se fue quedando, se instalo como
dueña de casa, y ahora no sabe qué hacer con ella... se siente atada. Y esta
realmente atada. No tiene fuerzas y está llena de dolores.
-¿Qué puedo hacer? Me pregunto. NO puedo continuar más así.
Siento que voy a estallar en cualquier momento... Mi medico me dijo que si no
venía hacer gimnasia, no me atendería más. ¿Puedo mejorar un poco?
-Claro! Y dije : Vamos a empezar a aflojar la lengua...
Sus ojos se abrieron grandes, grandes... -¿Qué tiene que ver
la lengua con las tensiones?
-Mejor que practiquemos en vez de estar en la teoría...
Ponte de pie. Bien... ahora...
-Cierre bien la boca. Apriete los maxilares, apriete la
lengua en el paladar. Ahora procure entrar en contacto con tu cuerpo y sentir
como están los músculos de tu rostro, sienta como está tu cuello y tu nuca,
baje tu atención a tus hombros y sienta como se tensionaron, sienta tu espalda,
tus piernas, tus rodillas y el apoyo de tus pies en el piso. Muy bien, abra los
ojos. ¿Qué sentiste?
-Caramba!!! Solo ahora me di cuenta como estoy la mayor
parte del día. Y con esta lengua pegada al paladar ni siquiera puedo sonreír,
pues me tentaba y lo que salía era una mueca.
- Bien!!! Muy bien" Vamos por buen camino, ¿Viste que
sencillo es empezar a tomar contacto con tu cuerpo? Ahora es solo cuestión de practicar.
Ponerte en contacto con tu lengua todas las veces que te acuerdes, aflojarla.
Para esto basta empezar a sonreír.
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